miércoles, 11 de febrero de 2009

El tesoro escondido


Estaba esta mañana trabajando y me ha venido un "flash" del Espíritu.
Casi siempre que estoy trabajando estoy escuchando predicaciones o músicas de la renovación carismática y de esta manera voy comprendiendo cosas, porque me las explica el Espíritu Santo.
Hoy he comprendido la parábola del tesoro escondido. Mt 13, 44-46.
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" El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra."
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El tesoro es el Espíritu Santo y el campo ajeno (o el que tiene la perla que tu quieres) otras personas llenas de Él y estar arando significa estar con una actitud receptiva, buscando a Dios.
Estas personas con su predicación o su ejemplo y por la acción del mismo Espíritu hacen que te des cuenta del valor de lo que has encontrado.
Entonces vas, te desprendes de todo lo que te ata al mundo y te dedicas en cuerpo y alma a desenterrar y a disfrutar de ese tesoro del Espíritu Santo.
Lo mismo pasa con el que andaba buscando perlas finas. Cuando vas buscando a Dios, Él te sale al paso y se te muestra como la cosa más valiosa que has visto en tu vida y tu al reconocer el valor, lo dejas todo y te quedas con Jesús, pues nada hay en el mundo que se compare con Él.
Hay que resaltar que la persona que te enseña a conocer a Dios no pierde, sino que gana, pues el que compra el campo o la perla, le paga con todo lo que tiene en la vida, esto es, la satisfacción de haber ganado un alma que se dedicará a expandir el Reino de Dios lo que le queda de vida, esto es, un nuevo ciudadano del Reino.
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El primero que tenía el tesoro para darlo a conocer fue Jesús, que se lo pasó a los apóstoles y discípulos y éstos nos lo han hecho llegar a nosotros.
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Así que procurad aprender la cosas de Dios, bien leyendo la Biblia, asistiendo a charlas o escuchando predicaciones grabadas. El Espíritu actúa como quiere y puedes encontrarlo en una predicación mal grabada de hace 20 años.
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P.D.: Perdonad que haya tardado tanto en escribir.