miércoles, 5 de mayo de 2010

Sed santos

Estaba en adoración y me dice el Señor:

"Lo difícil no es ser santo; lo verdaderamente difícil es morir a uno mismo".


Vivimos en una sociedad que se mueve por lo que le gusta a cada cual , y los sacrificios que se hacen, se realizan para conseguir cosas materiales, o cosas para darle gusto al cuerpo.

No muchos son capaces de dejar de ver el "partido del siglo" para estar orando por otras personas, sacrificarse por atender a otros y en general dejar de obtener un gusto para realizar una actividad que el que la recibe no te la puede pagar en forma alguna.
Esto se debe al tremendo egoísmo que tenemos y que como señaló Juan Pablo II es el origen de todos los males.

Pero una vez que has sido capaz de olvidarte de ti mismo y de tus gustos, hacer la voluntad de Dios no es nada difícil y actos que para la gente del mundo parecen enormes sacrificios, en realidad, no cuestan trabajo.

Esto es imposible sin la acción del Espíritu Santo, lo que significa morir con Cristo y resucitar con él.
Por eso todos los santos han de pasar por su noche oscura y muchas pruebas, porque son la mano amorosa de Dios para que mueras a ti mismo y resucites en Jesús.

Por experiencia sé que el Señor hace las cosas más alucinantes cuando el mundo está pendiente de un evento "muy importante". ¡Cómo nos engaña la culebra!