sábado, 1 de octubre de 2011

El límite de Dios

El otro día el Papa fue a su país y en Friburgo dijo unas palabras que me encantaron, porque pienso lo mismo desde hace muchos años; vino a decir Benedicto XVI que Dios se pone límites para respetar la libertad del hombre.

Quiero hacer hincapié en esto, para dar sentido a la pregunta que se hace tanta gente: "¿Es que Dios no puede poner remedio a todo el mal que hay en el mundo, si es todopoderoso?"

Creo haber contestado ya a esa pregunta antes, pero como hace tanto que no escribo, voy a hacerlo de nuevo.

La razón de que hayamos sido creados es que Dios que es todo amor y perfección, no podría ser perfecto ni amoroso si no compartiera ese amor y se rebajara voluntariamente a servir a criaturas inferiores a Él.
Para compartir hay que dar y recibir. Él no tiene problema de dar, pero para recibir, la criatura tiene que ser libre. Y Dios quiere compartir el máximo amor posible.

Esta libertad implica que Dios no puede imponer el amor, porque si no en vez de hijos, tendría robots; por tanto la criatura ha de ser capaz de adherirse y amar a su creador o rechazarlo, incluso no creer en Él.

Con los humanos Dios ha de tratar de intervenir de la manera más sutil posible y siempre deja una puerta para buscar una explicación, por peregrina que sea, para no creer un hecho sobrenatural, aunque esté ante las narices del ateo más recalcitrante (el poder de la mente, ya lo explicará la ciencia en el futuro, mi cerebro me juega malas pasadas,...), para respetar dicha libertad.

Por eso Dios se pone límites, tanto a Su poder, como a Su conocimiento, porque quiere la libertad humana que es la única manera de entregarle amor auténtico.

Pero cuando un ser humano quiere conocer a Su creador, Él le va mostrando más, se le va revelando, lo va purificando para que ese amor sea de la mayor calidad posible (esa es la cosecha de la que habla Jesús en muchas parábolas; luego la cizaña que son los impedimentos del enemigo y la paja que son los dones de Dios para fomentar ese amor, serán quemados y sólo quedará la cosecha de amor).

Me sorprende y me decepciona la gente que afirma que Dios lo tiene todo previsto de antemano, que Dios eligió desde la eternidad a Pepito, para que fuera apóstol y a Juanito para que ardiera en el infierno (como afirman determinadas iglesias evangélicas).
Esto es tener un bajísimo concepto de Dios, al creerle incapaz de improvisar, recalcular y adaptarse a las decisiones libres de su criatura, para realizar Su plan en ella, o para cambiar dicho plan. Dios es Padre, no programador. Es por eso que Dios cambia de opinión cuando intercede Moisés o ante la conversión de los ninivitas.

En nuestra Iglesia Católica no son pocos (en realidad casi todos) los que piensan que Dios tiene predestinado el futuro de cada persona desde antes de ser engendrado.

Es verdad que en la Biblia hay numerosas citas acerca de predestinaciones y San Pablo habla de los elegidos ,etc...

Pero pienso que la interpretación que se da no es la correcta.

Por ejemplo: cuando el protoevangelio habla de que una mujer te pisará la cabeza,..., no es que Dios tuviera ya creada a María, con su pelo, sus ojos, ..., y la tuviera en una vitrina esperando el momento de traerla al mundo, sino que Dios sabía que una decisión libre de una mujer (Eva) había inoculado el pecado en el ser humano y la naturaleza con la que había sido creado el hombre, había caído. Por tanto para salvar al género humano, Dios tenía que preparar una historia de salvación, para que, en el momento propicio, otro ser humano fuera capaz de tomar la decisión libre, pero contraria, que permitiera hacerse hombre a Dios y redimirnos. El único ser humano que podía tomar esa decisión era uno capaz de dar a luz a Dios (que como hemos dicho, quiere actuar de la forma más invisible que puede), esto es, otra mujer. Recordemos que una de las tentaciones de Satanás a Jesús fue la de hacer ostentación de Su poder tirándose desde el templo, para que todos lo vieran y creyeran en Él impepinablemente (lo cual destrozaría la libertad, como hemos dicho antes) Mt 4, 1-11.

Afirmo que Dios, al igual que con la mujer del protoevangelio, tuvo Sus planes desde el principio. Arquetipos de personas que encajasen con Su plan de salvación, pero no las tenía "fabricadas", sino que por la inspiración del Espíritu Santo y con la aceptación libre de las propias personas implicadas, éstas se amoldaran al perfil que exigía la misión correspondiente.
Un ejemplo es el joven rico ¡Qué plan tendría Jesús para él! Pero lo rechazó (Mt 19, 16-22).
Jesús fracasó en numerosas ocasiones, pero fracasar no es pecar.

Hasta había un arquetipo para el Judas que tenía que traicionarlo, pues sin traición no habría habido redención. Pero Jesús conocía el plan de Su Padre y por supuesto perdonó a Judas por anticipado y le dio orden de hacer su misión "Lo que has de hacer, hazlo pronto"(Jn 13,27). Jesús podría haberse escabullido, como lo había hecho otras veces que le querían echar mano, pero esta vez, libremente , decidió cumplir lo que estaba previsto por el Padre. Recordemos que la escritura profetiza veladamente en dos sitios el perdón anticipado para Judas: La primera, cuando el mismo Jesús les dice a sus apóstoles que se sentarán en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel (Judas estaba presente) Mt 19, 28.
La segunda, cuando el Apocalipsis dice que las murallas de la nueva Jerusalén se asientan sobre los cimientos de los doce apóstoles del Cordero (Ap 21, 14). Recordemos también que San Matías fue sucesor, pero no lo eligió Jesús personalmente, por lo que el Apocalipsis tiene que referirse a Judas, y el libro fue escrito después de la muerte de Judas y su traición.

Y es que en el calvario se decidía si la humanidad sería propiedad de Dios o propiedad de Satanás por toda la eternidad, pues el reto de Satanás a Dios para la redención, era que si el hombre Jesús, plenamente inspirado por el Espíritu de Dios y despojándose de Su divinidad (Flp 2, 6-8) podía pasar la vida entera sin cometer la más mínima imperfección moral y sacrificarse libremente por los humanos , Satanás perdería; pero si conseguía que tuviera la más mínima mancha, entonces el cordero no sería inmaculado y el sacrificio no valdría, quedando el género humano por siempre bajo el yugo de Satanás, el cual quiso el puesto de Jesús, pensando que por ser la criatura más perfecta creada, merecía la unión hipostática con la segunda persona de la Trinidad, hecho que Dios había dispuesto desde el principio para el hombre Jesús el cual sí existía antes de todas las cosas y ostentaba dicho puesto (Jn 1,1), pero como era un ser humano, era un poco inferior a los ángeles(Sal 8,6), lo que dio pié a Satanás para convencer con esta mentira (tergiversando la Palabra, como siempre) a los ángeles que pecaron, de que era el propio Satanás el que merecía el honor de la unión hipostática y por tanto el honor de ser Dios y que el propio Dios se contradecía al determinar que ese puesto lo ocupara un hombre.

Por eso María es concebida sin pecado original, para que Jesús no tuviera mancha alguna y estuviera libre de cualquier imperfección en Su naturaleza humana y ella fuera libre de decidir sin condicionamiento alguno (que viniera del pecado original); fue traída al mundo sin pecado, en previsión de los méritos de Jesús, porque si Él pecaba, María también quedaría en poder de Satanás. El Diablo no podía tocarlo de ninguna forma, pero podía tentarlo como a todo hombre e instigar a otros seres humanos para que le hicieran daño, porque aún bajo la instigación de Satanás, el ser humano es libre de hacer o no el mal, como bajo la inspiración de Dios, el hombre es libre de hacer o no el bien.

Y Jesús fue obediente hasta la muerte, resistió sin pecar todas las tentaciones habidas y por haber, por eso no somos botín del Diablo y se dio el Espíritu, prueba irrefutable de que Jesús no pecó (olvídate Dan Brown de hacernos creer que Jesús mantuvo relaciones con la Magdalena), por lo cual Su sacrificio libre y voluntario agradó al Padre y nos rescató con Su sangre, con la que reconcilió y puso en paz a todos los seres, tanto los del cielo, como los de la tierra (Col 1, 20) .

San Pablo (Rm 1, 16-17) habla de la Justicia Salvadora de Dios, la cual consiste en hacer efectiva la derrota de Satanás. Dios hace justicia salvando, esto es, arrancando el botín al "Fuerte" y dándoselo al "Más Fuerte", quitando las presas a Satanás y entregándoselas a Jesús, para que no se pierda nada de lo que el Padre le ha dado ("...todo fue creado por Él y para Él (Col 1,16)). Para esto pase lo único que hay que hacer es recibir la Buena Noticia (predicación), creerla y aceptarla en total libertad ("si tus labios profesan que Jesús es el Señor y en tu corazón crees que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo").
"Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" (Mc 16,15).
¿Qué parte de la creación que no es humana puede entender el Evangelio?¿Acaso los árboles y los pajaritos? ¿En qué lugar se puede proclamar el Evangelio a estos no humanos que pueden entenderlo?¿Cómo podemos tener un diálogo con ellos y tener la certeza de que el Mensaje les ha llegado y lo han entendido?
Si hay que optar o no por Jesús libremente, ¿no habrá de hacerse sin ninguna influencia del Malo con sus mentiras y amenazas o de sus secuaces?¿En qué contexto se puede reprimir totalmente la influencia del Mentiroso y Padre de la Mentira? La respuesta conlleva una consecuencia eterna.

¿Se condenará eternamente alguien que no pudo decidir en total libertad? Sólo Dios lo sabe.

Si la victoria de Jesús es eterna y la misericordia de Dios también lo es ¿Permitirá Dios volverse hacia Él en cualquier momento? Sólo Dios lo sabe.


Como se lee en la lectura breve de Laudes del Jueves IV (Rm.8, 18-21), la creación (no sólo la humanidad) fue sometida por Satanás, pero se verá liberada de la esclavitud, para entrar en la libertad.

Jesús habiendo recibido todo poder en el cielo y en la tierra y habiendo derrotado a Satanás, nos necesita, para entregar al Su Padre la mayor cosecha de amor posible, que es fruto de la FE y la ESPERANZA. Cuanto menos actúe Dios directamente, mayores frutos. Por lo tanto quiere actuar a través de nosotros ("Bienaventurados los que crean sin haber visto" Jn 20,29) y por eso tiene que permitir el mal del mundo que es el fruto de millones de decisiones por segundo contra el plan de Dios; pero que si no se permitieran, no existiría la libertad y no habría ninguna cosecha de amor para el Padre. El Dueño del campo querría que no hubiera ni una brizna de cizaña y que todas las espigas dieran el ciento por uno, pero es realista y sabe que lo importante es una buena cosecha.

Jesús habla sin cesar del Reino de Dios. Este Reino no es el paraíso, ni el cielo; es la comunidad de personas renovadas por el Espíritu Santo que libremente deciden seguir el plan de Dios y amarle y dejarle que Él inspire sus vidas y actúe a través de ellos para sacar el mayor fruto posible de amor ("ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" Gál 2, 20, "Haréis obras mayores que las mías" Jn 14, 12). Por eso no se ve aquí ni allí, pero se siente cuando Dios reina en una persona. "Amaos unos a otros como Yo os he amado. Es esto conocerán que sois mis discípulos, si os tenéis amor unos a otros Jn 13, 34"; "amaos para que el mundo crea".

Dad todos los frutos de amor a Dios que podáis. Que los pájaros no se os coman las semillas, ni las agoste vuestra falta de base, ni os los quiten las preocupaciones del mundo, sino que caiga en vuestra buena tierra y de fruto, unos ciento, otros sesenta, otros treinta,.... otros uno,...Mc 4,1-20., para la gloria de Dios y vigilad porque vuestro enemigo, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar(1P 5, 8-9). No le dejéis ningún resquicio (Ef 4, 26-27).