miércoles, 2 de marzo de 2011

Caja de herramientas

Hace unas semanas el Señor me ilustró con un ejemplo muy vistoso, la actitud que cada persona debería tener en la Iglesia para ponerse a Su servicio.

Como sabéis que me dedico a la construcción, les dije a los servidores de mi grupo que cuando quisieran, podría dar la enseñanza usando mi propia caja de herramientas.

Me llevaría mi carrito de herramientas y repartiría una a cada persona. Entonces pediría a cada persona que observara detenidamente la herramienta que le hubiese tocado.

Cada herramienta es diferente y sirve para un uso concreto, sola o conjuntamente utilizada con otras. Por ejemplo: Un martillo se puede usar para clavar un clavo, pero acompañado de un cincel, sirve para picar; si va acompañado de un formón, sirve para trabajar la madera,...
Un alicate malamente puede clavar un clavo, pero puede asegurar una pieza o pelar un cable.

Así cada miembro de la comunidad está dotado por el Señor de carismas para realizar un tipo de trabajo y no otro; o para en compañía de otros, realizar un ministerio.

Las herramientas de un profesional, nunca están impolutas; tienen un poco de óxido, algo de mugre, algún rozón, grieta o rotura, de la misma forma que un miembro de la comunidad tiene pecados, heridas o problemas.

Para que una herramienta cumpla su trabajo, tiene que:

-Estar en la caja (el hermano ha de estar en la comunidad).
-No estar tan oxidada, rota o mugrienta que al profesional le resulte imposible usarla.

Jesús es el profesional y nosotros sus herramientas. El Padre nos hace con el Espíritu ( forja las herramientas), el Hijo nos utiliza para hacer el trabajo que le encomienda el Padre. Además nos cuida, nos limpia de mugre (en la confesión) y nos lubrica (nos da el Espíritu Santo) y nos repara (nos sana).

Un buen profesional con una mala herramienta, puede hacer un buen trabajo, así Jesús, puede hacer el trabajo con una persona poco preparada pero con ganas de servirle (en la caja).
¿De qué sirve una buena herramienta, si no está a disposición del profesional? Pero si el profesional usa una buena herramienta, el trabajo será óptimo y además costará mucho menos esfuerzo al que la usa.
Nuestra obligación hacia el Señor es formarnos para ser la mejor herramienta posible en Sus manos y estar disponibles siempre que Él nos quiera utilizar.

Una herramienta , aunque sea buenísima, por sí misma no puede hacer nada; como nosotros sin Jesús no podemos hacer nada.
Si uno, aunque sea muy buen profesional, no tiene herramientas, es imposible que haga el trabajo. Como Jesús sin nosotros tampoco puede, porque ya no está en el mundo como cuando vino hace 2000 años.

Por todo esto nuestra actitud en la Iglesia es hacer las obras que el Señor nos inspire, cumpliendo lo más fielmente Su voluntad (dejándonos dirigir por Él), con la mayor diligencia y disposición posible, para la gloria del Padre, pero con la humildad de saber que por nosotros mismos no somos capaces de hacer ninguna obra en el Espíritu. Nuestras obras de la carne, por muy grandes que parezcan a los ojos del mundo, no son las que Dios quiere.

Si somos herramientas al servicio de Jesús, el Padre nos ve como prolongación de Su Hijo, como si profesional y herramienta fueran la misma cosa, por eso nos adopta como hijos, porque nos ve en las manos de Jesús y Jesús busca a sus herramientas perdidas por todas partes, porque las necesita para hacer el trabajo de salvar a todos. Y cuando la encuentra, la limpia, la engrasa, la repara y la mete en la caja, como cualquier obrero hace cuando encuentra una herramienta que se había caído a los escombros.

Hay que reseñar también que al igual que los obreros, se usan más unas herramientas que otras y todo obrero tiene herramientas favoritas y otras que usa de vez en cuando, pero sabe que todas son importantes en algún momentos y tiene gran afecto a su caja de herramientas.

No lo pone el Evangelio, pero seguro que al Señor, siendo "viruta", se le habrá ocurrido mil veces esta forma de ver a la Iglesia y el Espíritu se lo habrá inspirado a miles de personas a lo largo de los siglos. Ahora me lo inspira a mi y yo os lo cuento.
Un saludo.