domingo, 10 de septiembre de 2017

Llamada del Señor y Pecado contra el Espíritu Santo + Docs Zulema

Hace unos meses que el Señor me mostró un par de cosas acerca de dos Palabras en las que Él se muestra muy radical y a nosotros nos impactan por su dureza:

La primera es Lc 9, 57-62:

"57 Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». 58 Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». 59 A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». 60 Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». 61 Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». 62 Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios»".

El Señor conoce todas las circunstancias de la persona a la que llama, por lo que si Él supiera que realmente esa persona no puede inmediatamente al servicio del Reino de Dios, no la llamaría.
Él espera la total confianza y abandono, porque Dios se encargará de cuidar a los que dejas atrás y de resolver todo lo que te preocupa.

Poner excusas es por una parte tener apegos y por la otra dudar de Su sabiduría y de Su providencia.
Esos defectos hacen que a la más mínima dificultad, la persona abandone.

La segunda es Mt 12, 28-32:

"28 Pero si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 ¿Cómo podrá uno entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse su ajuar, si no ata primero al fuerte? 30 El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. 31 Por eso os digo que cualquier pecado o blasfemia serán perdonados a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. 32 Y quien diga una palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero quien hable contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este mundo ni en el otro."

El pecado contra el Espíritu Santo consiste en decir que lo que el Espíritu Santo hace a través de Jesús o de otras personas, lo hace el demonio, por tanto el sujeto físico en el que ha actuado dicho poder, está endemoniado.
Pero hay que reconocer que impacta que una persona engañada por Satanás que diga esta blasfemia, como lo hicieron aquellos de la sinagoga, vaya a estar condenada para toda la eternidad.

Ni el Señor Jesús, ni el Padre pueden perdonar lo que se diga contra el Espíritu Santo por la sencilla razón de que es otra persona diferente. Por mucho que se le pida perdón al Padre o al Señor, la ofensa se le ha hecho a otra persona, que es a la que se le tiene que pedir perdón y que esa persona perdone.
Si el Padre o Jesús perdonaran una ofensa hecha al Espíritu Santo, le estarían faltando al respeto al tomar una decisión que no les corresponde tomar.

Es como si le robas a mi padre y me vienes a pedir perdón a mi. Yo te diría: conmigo no va la cosa, arréglate con mi padre y si le parece que te perdone él. Como mucho yo podría interceder por ti.



Como último asunto importante, aquí dejo el link para todo aquel que se quiera descargar los cuatro mil y pico folios que dejó escritos Don Fernando, acerca del ministerio exorcístico en la parroquia de NªSra. de Zulema y sus reflexiones a tales hechos. Está ordenado cronológicamente y se debe leer secuencialmente, para hacerse a la idea de lo que pasó y de cómo evolucionaron los pensamientos de don Fernando a lo largo de los años a medida en que se sucedían los hechos tan extraordinarios.

Es un documento PDF que ocupa 0.8 GB por lo que es un link de OneDrive.
Está protegido con contraseña para que no lo lea cualquiera. Quien esté interesado puede pedirme la clave en el mail haksad@hotmail.com.

https://1drv.ms/b/s!AoJlxZSWUwsIjSUjqORAv-nYQxh6

















jueves, 1 de junio de 2017

Parábola del Reino de Dios

El Reino de Dios se parece a un país del que nunca oíste hablar.

Un día escuchas hablar de él a gente que sabe muy poco de ese país y te deja indiferente. Otros te dicen cosas que te hacen pensar mal de aquellas tierras.

Pero un día te encuentras con alguien de aquel país que te habla con un entusiasmo contagioso de las maravillas que puedes encontrar en él, de su Rey, de sus habitantes, de su Historia; y te das cuenta de que tienes cosas en común con aquella gente. Tierra donde mana leche y miel.

Poco a poco vas conociendo más y más información y cada vez te gusta más; hasta que decides visitarlo y te das cuenta de que te encanta; es un sitio donde reina la justicia, el amor y la misericordia; allí los habitantes trabajan por los demás sin pedir nada a cambio, empezando por el Rey; hay amor y felicidad.
Lo malo es que los de otros países son envidiosos y quieren destruir y robar lo que los de allí tienen. Hacen todo lo que pueden por difamar y perjudicar a todos los de ese bendito Reino.

Quieres vivir allí, pero no tienes los papeles. Pero la buena noticia es que aceptan a todos.

Decides solicitarlos y empiezas a aprender la historia, las leyes y las costumbres de aquellas gentes y un día te dan el D.N.I y el pasaporte del Reino, lo que te convierte en ciudadano de ese Reino, no por nacimiento, sino por adopción.

Y con la nacionalidad heredas de repente todos los derechos y obligaciones, como cualquier otro ciudadano del Reino, pero también los enemigos. Pero el Rey además de ser bueno y misericordioso, también es celoso de los suyos y los guarda con su poder y con su ejército, de manera que dentro del Reino los habitantes son intocables.

Y allí todos pueden crecer y ser felices sin término en la presencia del Rey y de los habitantes a los que el Rey en vez de súbditos llama amigos.